Meses más, meses menos casi llegamos a los 5 años de noviazgo. Y no conseguimos mejor manera para celebrarlo que una jornada culinaria (por favor, sin doble sentido). Arrancamos con un almuerzo hecho a dos mano, aderezado con una rica sobremesa de recuerdos a sabores infantiles y recetas familiares (sacadas a cucharadas de la boca de la tía que nos acompañó en esta comida caserita). Una de ellas fué materializada rato más tarde: Galletitas de la Abuela. Más tarde decidimos robarle parte de las ganancias al panadero: hicimos Canillas, algo envenenadas de sabor con toques extra de mantequilla, y que esperaron un buen rato para poder ser disfrutadas. Y como a la golosidad no le alcanzó con las galletitas, pues desenfundamos la sorbetera y a hacer helado!!! Es hermoso como la cocina se vuelve una fiesta, un viaje donde vas de las cosas más sencillas y ricas hechas a la manera de casa hasta la aplicación de técnicas culinarias aprendidas en la formalidad de una escuela. Lo que si es una lástima es que no se han desarrollado maneras de compartir los olores y sabores a través de este medio (aun). Si pudiera lo haría, no con el mismo Amor que hoy celebro, pero sin con mucho cariño. Y ya que esto es así, pues les dejo al menos una “probadita” de la música que escuchamos. Realmente funciona muy bien para cocinar, sobretodo durante la mise en placé. Será por lo Knife de Mackie…?