Este es un post para saldar una deuda que siento he contraido con la curiosidad (hermosa planta que todo cocinero debe cultivar) de muchos de los amigos que se han acercado a colaborar con este blog.
Hay un par de preguntas, una a bocajarro otra más bien un poco parabólica, que se hacen presentes cuando converso virtualmente con algunos de estos amigos o leo sus email. Voy a tratar de responderlas, si bien tengo conciencia de que esto puede espantar a mas de uno.
La primera y más común, aunque con miles de variantes en su formulación, es ¿dónde cocinas tú?. La respuesta, sencillita, en casita, única y exclusivamente. Cuando digo casita no me refiero al nombre exótico de algun restaurant ni nada por el estilo. Es literalmente mi casa, o aquel hogar de algún familiar, novia o amigo que en ese momento me adopte.
Y esto lo hago por convicción. En la escuela de cocina y de boca de muchos compañeros y colegas siempre he escuchado que se debe cocinar con el corazón, con el alma, darlo todo en el plato. Esto para mí terminó convenciéndome que la cosa es como hacer el amor.
Saquen esta cuenta: teatrero, maniático, con un carrusel full chola en el cerebro… Nonononono y mil veces no!! No puedo cocinar en un restaurant!! Sería como participar en una orgía de proporciones bestiales en la que no le veo el rostro al me estoy lanzando (o viceversa) y de paso tengo un proxeneta-mesonero que me busca cliente y recibe los pagos por mi servicio. Ni pensarlo. Soy más “tradicional”, face to face para no alargarme más.
La otra pregunta es más directa, aunque no así su interpretación: ¿y cómo eres tu?. Para responder a ésta curiosidad voy a tomar el rumbo contrario a la pregunta, es decir, no seré directo sino que tendrán que dar un rodeo entrando por esta puerta (chancha-chachan!!!).
Ahhh! y casí se me olvidaba. Por la boquita también se conoce a la gentecita… así que pueden darse un paseillo por Duelos y Quebrantos del dual y muy apreciado amigo Biscuter y leeran algo sobre mis preferencias culinarias.
Eso es todo. Gracias, la Gerencia.
Ps: cualquier cocinero, proxeneta, prostituta (y prostituto), animal, cosa, similares y conexos al noble oficio de de la singanzón que se sienta molesto por lo aquí expresado, hága como que no lo leyó. Así seremos felices los dos.Etiquetas: Al gusto, Islas Flotantes