Para quien no conoce el juego que lleva este nombre una rápida explicación: consiste en un tablero en donde se van colocando fichas que contienen individualmente letras para ir formando palabras. La gracia está en que tienes que usar letras que ya esten en el tablero en la palabra que quieras formar. Algo similar a los crucigramas, pues.
Hoy en plena clase de cocina, mostrando a los estudiantes como desvenar un camarón, no pude evitar recordar, y comentar, la agilidad de mi antigua compañera de estudios (y de risas y largas conversas) Marisabel, prestidigitadora del destripado del susodicho.
Ya en el “privado” de mi mente y la calle sonreí de las bromas que soliamos gastarnos por su “inmensidad corporal” y “mi pequeñez de alma” (en la escuela me trataban de rata pa´bajo). Esto me llevó a pronunciar “Mafalda”, nombre que aun no entiendo porque asocio con las personas corpulentas, tan asiduas a los sancochos y condumios similares. Caminé unos pasos y me encontré en la librería más cercana escudriñando que encontraba del bueno de Quino y sorpresa!!
Si bien es algo viejo (1980) no le conocía: “A la buena Mesa“. De allí la ilustración….

Y fué cuando apareció la Negra Taymí… una ya perdida, de la vista más no así del corazón, amiga cubana que un buen día me sorprendió con su tristemente graciosa historía del lechoncito que mantenían oculto en casa (si los pillaba la policia o algún vecino de los CDR, adiós-adiós) para poder criarlo y comérselo en Navidad y que resultó siendo tan querido que no pudieron hacerlo.
En este scrabble de mi mañana, tan signado por la cocina, alguién me podría explicar como llegué de Mérida a la Habana con previa escala barquisimetana?
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